EL HOMBRE TRANQUILO
El hombre de vida recta
Cuyo corazón se siente libre
De las maldades que le acechan
O de los pensamientos lúgubres
El hombre cuyos días silenciosos
En jubiloso contento son pasados
Cuyas esperanzas nunca pierde
Ni en las penas se siente fracasado
Ese hombre no necesita infiernos
Ni que paraíso divino lo proteja
Ese hombre no necesita cuevas
Para cobijarse cuando surja la tormenta
Deja pasar la vida contemplando
Con la mirada serena, sin temor
Los horrores siniestros del averno
Y de los cielos las miradas del amor
Así, despreciando todos los acontecimientos
Que la fortuna o desgracia va mandando
De la naturaleza su savia va bebiendo
Y de su sabiduría se va alimentando
Buenos pensamientos sus únicos amigos
Su fortuna una buena y gastada edad
La tierra su austera posada
Y tranquilo peregrinar
El hombre de vida recta
Cuyo corazón se siente libre
De las maldades que le acechan
O de los pensamientos lúgubres
El hombre cuyos días silenciosos
En jubiloso contento son pasados
Cuyas esperanzas nunca pierde
Ni en las penas se siente fracasado
Ese hombre no necesita infiernos
Ni que paraíso divino lo proteja
Ese hombre no necesita cuevas
Para cobijarse cuando surja la tormenta
Deja pasar la vida contemplando
Con la mirada serena, sin temor
Los horrores siniestros del averno
Y de los cielos las miradas del amor
Así, despreciando todos los acontecimientos
Que la fortuna o desgracia va mandando
De la naturaleza su savia va bebiendo
Y de su sabiduría se va alimentando
Buenos pensamientos sus únicos amigos
Su fortuna una buena y gastada edad
La tierra su austera posada
Y tranquilo peregrinar
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