viernes, 21 de agosto de 2009


¿ES LA MONARQUIA PARLAMENTARIA UNA BUENA FORMA DE GOBIERNO?

¿No es la ambición uno de los mayores males del ser humano?¿No nos damos codazos y cornadas para hacernos con el poder y las riquezas?¿No se trata de asegurar la supervivencia y disfrutar de los vicios del cuerpo, llámense sexo, banquetes, riquezas, etc., donde los medios más bajos justifican los fines?¿Tiene el soberano necesidad de tener ambiciones?¿No reside su riqueza en el pueblo?¿No es el pueblo al que ha jurado servir el que le garantiza su supervivencia?¿Será posible que al verse libre de esas necesidades del cuerpo, su alma y su pensamiento se eleven a otras alturas que le diferencian de la mayoría de sus súbditos que solo vemos el pienso de la tierra y el becerro de oro, para convertirse en filósofo?¿No es un filósofo un sabio?¿A qué pueblo no le gustaría tener un sabio como dirigente?¿No es un pueblo gobernado por un dirigente de este calibre el que puede formar un gobierno más justo?¿No se basta el Rey desde su altura para aplacar con su sabiduría la jauría de lobos ansiosos de poder que le rodean y de los cuales debe mantenerse a una cierta distancia, en otro plano?¿No debería el Rey rodearse de guardianes fieles al estado, que le tengan constantemente informado?¿Serán los guardianes los juristas, que hacen las leyes, junto con los cuerpos de seguridad del estado, que hacen que estas leyes se cumplan?¿No es una vergüenza ver como los tribunales son amenazados por los poderosos delincuentes a quienes están juzgando?¿Y no es una vergüenza ver las sentencias con que estos tribunales sancionan a estos delincuentes?¿Por qué los ciudadanos tenemos que ver muchas veces la injusticia de la justicia y por qué la justicia de los ricos es diferente a la de los pobres?¿No se representa la justicia con un venda en los ojos y una balanza equilibrada en la mano izquierda y una espada en la derecha juzgando el bien y el mal?¿No deberían desconocerse los nombres de los jueces que emiten una sentencia y no deberían los jueces que estudian la sentencia desconocer la identidad de la persona que están juzgando? De este modo no estarían amenazados ni ellos ni sus familiares por grupos terroristas, ni mediáticos, ni económicos que pudieran influir sobre sus decisiones. ¿Quién ha dictado la sentencia? Se preguntarían. El Estado, sería la respuesta. Siendo todos, el estado, no podrían amenazarnos, matarnos ni comprarnos a todos. La justicia sería ciega e implacable, no sobre las personas, sino sobre los hechos delictivos. Se terminaría con los juicios populares, donde la mayor parte de la gente no tiene la preparación adecuada para ser juez, cometiendo errores de bulto. Cada persona debe dedicarse a lo suyo, zapatero a sus zapatos, constructor a sus obras, ama de casa a su hogar y los hombres de leyes aplicar lo que han estudiado. Seamos cada uno de nosotros buenos profesionales en nuestro cometido, no pretendiendo lucir entre los elegidos, sino en ser mejor que los malos. Sintamos la satisfacción de las cosas bien hechas. La educación de estos guardianes, así como su formación humana es algo que concierne especialmente al soberano. ¿No es obligación del padre velar por la buena educación de sus hijos? ¿No es la educación la mejor herencia que se puede dejar a los hijos? De este modo ya sabría de donde vienen, quienes son y a donde van, no permitiendo en su estado otra educación que la diseñada para todos sus súbditos, cortando de este modo el caldo de cultivo del que se sirven los traidores al Estado para provocar su destrucción. Los conocimientos y la sabiduría deben ponerse a disposición de todo el pueblo de tal manera que el linaje humilde no sea impedimento para que este nuevo ser mutante y evolutivo, procedente de la mezcla de dos genes diferentes de insignificante naturaleza, traiga consigo un cerebro privilegiado que sea el orgullo de su familia, la mayor satisfacción de sus progenitores y una riqueza para el estado.- Ceneme.-26-01-04

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