jueves, 13 de agosto de 2009


ARTE Y VIDA

Meditando estaba, contemplando la playa de Liméns desde Santa Marta, un cuadro luminoso donde los rayos de luz en la puesta de sol caminaban sobre las tranquilas aguas hasta el mirador donde me encontraba.
Un cuadro precioso pero imposible de pintar.¿Cómo poner todo aquello en un lienzo?¿Cómo pintar los movimientos y la luz cambiante en cada momento?¿Cómo pintar el respirar del mar bajado y subiendo?¿Cómo pintar tantos seres vivos cambiando de posición en cada momento?
Nos asombran algunas obras de pintura, creaciones de arte, que no son sino copias sin vida, historias de un momento, pobres imitaciones de lo ya existente, de los que respira, de lo que siente.
¿Cómo deberíamos llamar al Creador de esta maravilla? Al arquitecto de todo esto, al que puso las figuras de este increíble nacimiento, soplándoles el aliento de vida, que puso a todos danzando en movimiento. No satisfecho con todo esto, no consiguiendo el cuadro perfecto, nos creó a nosotros, dándonos libre albedrío para que fuéramos transformadores de las imperfecciones por él dejadas en la consecución de un mundo mejor.
Con nuestros errores y aciertos vamos modificando nuestro magnifico hábitat porque no tenemos escapatoria, ya que nuestra finalidad es dejar detrás de nosotros un mundo mejor para disfrute de las generaciones venideras. Nuestros grandes vicios, ambiciones desmedidas, odios, rencores, guerras, etc., deberían desaparecer del quehacer del ser humano, porque ponen en constante peligro el legado que debemos transmitir y en su lugar sembrar las semillas de la bondad, generosidad, tolerancia, humildad y todos los demás sentimientos que levan al ser humano a la condición de dioses.
Ceneme- 20-05-08

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