viernes, 14 de agosto de 2009


TRISTEZA Y DESILUSIÓN

Ley de vida dicen algunos. Que triste destino el de la madre, dicen otros. En realidad el sufrimiento viene dado por el sentido de la propiedad y que pretendemos aferrarnos a todo lo que creamos y que consideramos nuestro, cuando visto desde una cierta distancia debemos comprender que nada de lo que está en este mundo es verdaderamente nuestro. Nosotros no somos nada más que los educadores, los transmisores de nuestros mayores, que debemos pasar a nuestros hijos, llámense educación, conocimientos, bienes materiales, etc.
Nada es nuestro. Si estás casado, tu mujer es el ser con el que vives. Si tienes casa, es la casa de la cual disfrutas. Si tienes propiedades, son bienes que sabes que tienes que administrar y te rinden tributos. Si tienes hijos, son responsabilidades que te has creado sabiendo que tu misión es hacer que sean mejor que tu. Pero nada de esto que he mencionado es realmente nuestro ya que habrá de continuar esta danza de la naturaleza, esta transformación evolutiva. En el plan de la naturaleza nosotros no entramos. Ella continua inexorablemente sin importarle nuestras miserias ni nuestras glorias, va a continuar a pesar de nosotros por tiempo indefinido. Debemos aprender para no sufrir, a desprendernos de los seres humanos al igual que de las cosas. Todo es transitorio, evolutivo, cambiante. Mueren los abuelos y los objetos cambian de dueño. Mueren los padres y hay peleas, odios, rencores y disgustos por los objetos que dejan y llamarnos dueños momentáneos de lo que hay. ¡Que necios somos! Todo habrá de quedarse aquí cuando nuestro ciclo vital haya concluido.
El destino del ser humano es morir solo. Debemos aprender en la última etapa de nuestra vida, a desarrollar más nuestra espiritualidad, cultivar nuestro interior, alejarnos del mundo material, aquietando nuestra conciencia por medio de la paz, tranquilidad interior, tolerancia y respeto para con nuestros semejantes. Encontrar la luz que ilumina nuestra alma. Sentir al amigo que contigo viaja y finalmente entender que todas las pasiones, deseos y ansias se apagan.
Ceneme-26-08-2003

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