MAREMOTOS O TSUNAMIS
Mi vida ha estado plagada de maremotos o tsunamis y la cantidad de seres humanos que he conocido están enterrados en las noches de los tiempos. Uno de los primeros golpes fue cuando dejé el colegio para adentrarme en el mundo laboral, dejando atrás a mis compañeros de juegos. Una nueva horda de caras desconocidas y de imágenes que pasaban a gran velocidad y que abandoné a los diecinueve años, cuando ingresé en el servicio militar. Nuevo golpe de mar con caras que en mi mente se desvanecían para dejar paso a nuevas imágenes. Era como una marea, unas se iban y otras venían. Dieciocho meses pasé con aquellas imágenes danzando a mi alrededor para al final de ese ciclo otro maremoto los borró y a sufrir de nuevo. Me marché a Inglaterra dejando atrás todo lo viejo y muerto. Nuevas costumbres, nueva gente, nuevo idioma. Otro tsunami mental de gentes que se morían y otras que se abrían un lugar en mi vida. Dos años más tarde, abandono Inglaterra para internarme en Francia. Estoy en Lyon, ciudad muy industrial, trabajadora, cruzada por un hermoso río en un ambiente totalmente extraño, mucho más ruidoso que en Inglaterra y un entorno totalmente nuevo para mí. Otro cambio brusco que me obligaba a borrar lo anterior y fijarme en el presente. Las olas venían tan aprisa que no tenía tiempo a meditar lo que iba quedando atrás. No tenía tiempo de despedirme de ellas y de esa manera me fui endureciendo. No los echaba de menos, simplemente pensaba que era natural, cosas de la vida. Ante una situación nueva, olvidaba todo lo anterior. Después murió mamá, papá y finalmente la nena y quedé inoculado contra el dolor. Nunca eché la culpa a dios. Comprendía demasiado bien que dios no tenía nada que ver con lo que me ocurría. Eran sencillamente cosas del tiempo que va marcando las etapas que cada uno debe seguir en este recorrido que es la vida. Después miles de personas fueron desfilando en el carrusel de mis treinta años de viajar y de conocer caras nuevas. Hoy todos para mi están muertos y no puedo rezar a ningún dios por ellos. ¿A qué dios rezar? Al dios cristiano, al dios mahometano, al dios egipcio, al dios griego, al dios budista, al dios hebreo, etc.. En realidad no debemos ser tan duros de mollera para comprender que si yo no conozco a tu dios, tú tampoco puedes conocer al mío. El dios que camina conmigo está creado por mi propia mente, como el tuyo está creado por la tuya y es imposible que yo sepa como sientes a tu dios. Cada uno de los seres humanos es un dios y por lo tanto, hay tantos dioses como seres humanos caminado por los caminos del mundo. Las religiones son solamente dogmas que tratan de alinear a los individuos de forma que se agrupen en grandes formaciones o clanes para defenderse de otras formaciones, pero en realidad no son nada más que grupos disputándose parcelas de poder. En realidad no hay nada, animales que han evolucionado de otros animales con una conciencia e inteligencia, pero condenados como los demás animales a una vida limitada y sencillamente imposible su salvación, porque no hay nada que salvar, ni ningún miedo que tener, ya que volvemos a donde estábamos antes de venir, es decir a la ausencia de conciencia, de sufrimiento y de tiempo. Tan solo pido tener la fortaleza de espíritu suficiente para mirar a mi muerte cara a cara.
A MI MUERTE
Cuando a la hora del crepúsculo
Se inclinan las flores guardando su calor
Y el ganado presuroso camina hacia el establo
Me susurras cosas que no entiendo, si el dolor
Me prometes besos fríos que no deseo
De muchos otros que se fueron antes
Aclarar las oscuras dudas que ahora poseo
Hundirme en los abismos deslumbrantes
¿Vendrá alguien al frente con tu estandarte?
¿Alumbrará esa noche la luna de plata?
¿Harás sonar tu caracola a los que van delante?
Muerte mía, ¿vendrás fugaz y rápida?
¿Cubrirá mi cuerpo tu capa morada?
¿Escucharé el relinchar de tus caballos?
¿Me dejarás despedirme de mi amada?
¿Ahuyentará tu carro alado los rebaños?
Levanta bien tu velo, muerte mía
Quiero verme contigo cara a cara
Ceneme-30-11-2010
Mi vida ha estado plagada de maremotos o tsunamis y la cantidad de seres humanos que he conocido están enterrados en las noches de los tiempos. Uno de los primeros golpes fue cuando dejé el colegio para adentrarme en el mundo laboral, dejando atrás a mis compañeros de juegos. Una nueva horda de caras desconocidas y de imágenes que pasaban a gran velocidad y que abandoné a los diecinueve años, cuando ingresé en el servicio militar. Nuevo golpe de mar con caras que en mi mente se desvanecían para dejar paso a nuevas imágenes. Era como una marea, unas se iban y otras venían. Dieciocho meses pasé con aquellas imágenes danzando a mi alrededor para al final de ese ciclo otro maremoto los borró y a sufrir de nuevo. Me marché a Inglaterra dejando atrás todo lo viejo y muerto. Nuevas costumbres, nueva gente, nuevo idioma. Otro tsunami mental de gentes que se morían y otras que se abrían un lugar en mi vida. Dos años más tarde, abandono Inglaterra para internarme en Francia. Estoy en Lyon, ciudad muy industrial, trabajadora, cruzada por un hermoso río en un ambiente totalmente extraño, mucho más ruidoso que en Inglaterra y un entorno totalmente nuevo para mí. Otro cambio brusco que me obligaba a borrar lo anterior y fijarme en el presente. Las olas venían tan aprisa que no tenía tiempo a meditar lo que iba quedando atrás. No tenía tiempo de despedirme de ellas y de esa manera me fui endureciendo. No los echaba de menos, simplemente pensaba que era natural, cosas de la vida. Ante una situación nueva, olvidaba todo lo anterior. Después murió mamá, papá y finalmente la nena y quedé inoculado contra el dolor. Nunca eché la culpa a dios. Comprendía demasiado bien que dios no tenía nada que ver con lo que me ocurría. Eran sencillamente cosas del tiempo que va marcando las etapas que cada uno debe seguir en este recorrido que es la vida. Después miles de personas fueron desfilando en el carrusel de mis treinta años de viajar y de conocer caras nuevas. Hoy todos para mi están muertos y no puedo rezar a ningún dios por ellos. ¿A qué dios rezar? Al dios cristiano, al dios mahometano, al dios egipcio, al dios griego, al dios budista, al dios hebreo, etc.. En realidad no debemos ser tan duros de mollera para comprender que si yo no conozco a tu dios, tú tampoco puedes conocer al mío. El dios que camina conmigo está creado por mi propia mente, como el tuyo está creado por la tuya y es imposible que yo sepa como sientes a tu dios. Cada uno de los seres humanos es un dios y por lo tanto, hay tantos dioses como seres humanos caminado por los caminos del mundo. Las religiones son solamente dogmas que tratan de alinear a los individuos de forma que se agrupen en grandes formaciones o clanes para defenderse de otras formaciones, pero en realidad no son nada más que grupos disputándose parcelas de poder. En realidad no hay nada, animales que han evolucionado de otros animales con una conciencia e inteligencia, pero condenados como los demás animales a una vida limitada y sencillamente imposible su salvación, porque no hay nada que salvar, ni ningún miedo que tener, ya que volvemos a donde estábamos antes de venir, es decir a la ausencia de conciencia, de sufrimiento y de tiempo. Tan solo pido tener la fortaleza de espíritu suficiente para mirar a mi muerte cara a cara.
A MI MUERTE
Cuando a la hora del crepúsculo
Se inclinan las flores guardando su calor
Y el ganado presuroso camina hacia el establo
Me susurras cosas que no entiendo, si el dolor
Me prometes besos fríos que no deseo
De muchos otros que se fueron antes
Aclarar las oscuras dudas que ahora poseo
Hundirme en los abismos deslumbrantes
¿Vendrá alguien al frente con tu estandarte?
¿Alumbrará esa noche la luna de plata?
¿Harás sonar tu caracola a los que van delante?
Muerte mía, ¿vendrás fugaz y rápida?
¿Cubrirá mi cuerpo tu capa morada?
¿Escucharé el relinchar de tus caballos?
¿Me dejarás despedirme de mi amada?
¿Ahuyentará tu carro alado los rebaños?
Levanta bien tu velo, muerte mía
Quiero verme contigo cara a cara
Ceneme-30-11-2010