Yo amo los arroyos
que discurren ruidosos
Más aún que cuando yo
saltaba como ellos
El inocente
resplandor de días silenciosos
Las nubes
arremolinadas en nuestros sueños bellos
Toman un colorido
diferente para los ojos cansados
Que han mantenido
vigilancia sobre la mortalidad humana
Otra raza había
estado, y otros premios ganados
Gracias al corazón
humano con el que vivimos
Gracias a su ternura,
su júbilo y sus temores
Para mí, la más
insignificante de las flores revivimos
Nos dejan sumidos en
lágrimas y sin amores
MIGUEL
CORREA.-15-09-2013
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