PIRATERIA EN SOMALIA
En el Centro Social al que acudo habitualmente, escuché esta conversación en relación a la captura del Alakrana. “Lo que debe hacer el gobierno es recuperar a los hombres y el barco, pagando el rescate que pidan y devolviendo a los dos somalíes apresados y después hundirlos” Otro dijo;” eso sería indigno, sería colocarnos a su nivel, al menos ellos negocian y nos dan la opción de recuperar los bienes”.
Para esclarecer esto sería mejor informarse de que tipo de personas tenemos enfrente para negociar y ver en realidad con que país estamos tratando. Somalia tiene unos 8,5 millones de habitantes, formado por 18 confederaciones manejadas por clanes, sin un gobierno responsable. Su principal actividad desde el año 1991 ha sido la guerra y la lucha fratricida entre unos y otros, con muy poca ocupación en desarrollar el progreso en el país que vive principalmente del ganado, del pastoreo y la pesca artesanal. Los recursos naturales están sin explotar. El analfabetismo pasa del 90 %, siendo de origen árabe, dónde el objetivo de los jóvenes es tener un coche, una buena casa, y un buen número de esposas.
El hambre no tiene dignidad y amparados en que los buques extranjeros les van a quitar la riqueza de sus aguas y a contaminarlas, han desarrollado el enorme negocio de la piratería. Está dirigida desde tierra donde los jefes de los clanes se reúnen y ordenan las distintas operaciones. Se ofrecen premios a los primeros en abordar los buques, en forma de casas, coches o esposas y el reparto del botín se distribuye entre los piratas que actúan; un 30% para los que abordan, un 20 % para los jefes, un 30% para sobornos y un 20 % para la compra de armas y de equipos de comunicación; de esta forma los grupos se van haciendo más numerosos y más fuertes y prósperos. En este momento hay más de 200 aguerridos mercenarios dispuestos a jugarse la vida en el lucrativo negocio del robo en el mar. Se sabe que los piratas tienen contactos en Inglaterra y es desde allí dónde son asesorados por medio de los bufetes de abogados, que son los que llevan sus negociaciones. Otra vez se demuestra aquí que los monstruos hay que matarlos mientras son pequeños y nuestros políticos no tienen la capacidad de decisión lo suficiente rápida para evitar que estas mafias se organicen y se hagan fuertes. La misión de un país propietario de unos bienes es defenderlos ante cualquier agresión, y los pescadores españoles tienen que demostrar que no están robando, sino ejerciendo el derecho a trabajar en aguas internacionales y de extraer riquezas al alcance de cualquier país con los conocimientos y tecnología suficiente para ello.
El robo es el mayor de los crímenes de la humanidad. El que secuestra un trabajador roba un marido a la mujer, un hijo a un padre, un padre a unos hijos, el sostén de una familia y una riqueza para el estado
A esta gente no se le puede hablar de derecho, ni de dignidad, ni de respetar normas, ni de nada que no sea vivir mejor ahora y la vida tiene muy poco valor, es una selva dónde los más fuertes viven, los demás mueren de hambre.
¿Cómo resolver el problema? Está claro que un barco que enarbola una bandera, es propiedad de ese país que debe darse a respetar y por lo tanto defender su propiedad. ¿Cómo hacerlo? Eso es algo que nuestros políticos tienen que decidir, estudiando los recursos de que disponen los piratas y adoptar las medidas contundentes para disuadir a los ladrones en sus abordajes, del modo más eficaz y económico posible, salvaguardando las vidas de los trabajadores.
Si el monstruo lo dejamos crecer terminará por destruirnos a todos.
Ceneme.- 7/11/09
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