Vuela la alondra
del nido
Descansa el alma
en el pecho
La lluvia deja un
sonido
En la tumba de mi
lecho
Las hojas muertas
y la nieve
Por el viento sin
saberlo desplazadas
Una a una va
cayendo porque vienen
Con sus vestiduras
a cubrir vidas pasadas
Entonces una
tormenta de sombras agitarán
Los muertos, hasta
que de repente despierten
Y las luces de sus
ojos en la oscuridad alumbrarán
Las tumbas de los
seres que se quieren
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