A las riquezas no
les tengo en consideración
Y del amor me río,
no le doy importancia
Y el brillo de la
fama era un sueño, una falacia
Que
se desvaneció por la mañana la ilusión
Y si rezo la única
plegaria de amistad
Que mueve mis sedientos labios por mí
Es-déjame el
corazón que tengo aquí
Y concédeme la deseada
libertad
Si, cuando mis
fugaces días lleguen al final
Esto es todo lo
que imploro, sin condenas
En la vida y en la
muerte mi alma sin cadenas
Con coraje y
fuerza para resistir todo mal
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