Un murmullo llega
a mí desde la costa
Cerca, dos arroyos
ruidosos pasan
Tierra y piedras
la corriente arrastra
Las ovejas en la
verde colina pastan
Negra costa que
ningún barco ha visto
Cubierta de
vegetación, sauces llorones
Lugar que cuido y
por el cual existo
Del cual conozco
todos los rincones
Lugar donde descansa
mi felicidad
Donde quedo sordo,
cegado por el mar
Pronto a perder mí
deseada tranquilidad
Sin lograr
encontrar, sin importar ganar
Alimento para el
hambriento, fuerza para el débil
Un poco de mi
aliento quiero reservar
Para buscar en
las fauces de esa muerte estéril
Una entrada a
ese bonito lugar
Para encontrar
la cara no olvidada
Una vez vista,
una vez besada, escuchar
El murmullo de
la mar salada
Miguel Correa-
19-12-2013
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