HOMENAJE AL FUNDADOR
DEL GRUPO QUÍMICO “DROVI”, DON ENRIQUE CASAL GARCÍA
Estimados familiares,
amigos y compañeros todos, hoy quiero desde aquí rendir un sentido homenaje en
el recuerdo, a un gran hombre y mejor ser humano. No voy a hablar de los logros
materiales conseguidos a lo largo de su afanosa vida, sino de las cualidades
que lo distinguían como persona, que lo convertían en un ser venerado y
respetado por todos. En los 24 años que
estuve a su lado, nunca le vi una mala acción. Tenía un concepto muy alto del
honor y la justicia, gran temperamento moral, bondadoso y caritativo con los
más desfavorecidos. La envidia no formaba parte de su persona y era constante y
firme en los objetivos que quería alcanzar. Para sus empleados, (que él llamaba
afectuosamente, “colaboradores”) siempre tenía su despacho abierto para
escucharnos y ayudarnos a resolver los problemas diarios. Era comprensivo,
afectuoso, sabio, detallista, a veces en
exceso, tratando de encontrar aquello que entendía gustaba a sus amigos y clientes;
de carácter benevolente y templado, rara vez se le podía ver alterado, aunque
siempre dispuesto a resolver los problemas que iban surgiendo día a día. Hemos
perdido una persona irrepetible que decidió ser feliz trabajando hasta el
momento final, (era increíble lo que podía hacer, porque estaba siempre
haciendo) y tiene el cielo ganado con su ejemplo de vida. Todos nosotros, los
que le hemos conocido no podremos olvidarlo nunca; pero el tiempo es ese
monstruo inexorable que termina por devorarnos a todos. Mientras no llegue
nuestra hora, feliz descanso, Señor Casal.
Vigo, 12 de Noviembre
del 2016
EL TIEMPO; CRUEL DESTRUCTOR
Aunque con pasos lentos he llegado
A la costosa madurez del pensamiento
Y me ha dejado sin tantos amigos el tiempo
Que siento llegar el final de mi traslado
Cuando hace poco los madrugones he dejado
Los tiempos no saben del arrepentimiento
Y la fe que tenía, hoy es solo un desierto
El tiempo me tiene hoy vivo mañana olvidado
No sirve de nada llorar por lo derramado
Mejor mirar la vida que te queda
esperanzado
Y no desear más, ni esperar ser deseado
El tiempo que todo mata y destierra
Encargado de destruir todo lo que crea
Es ese pozo que a todos nos aterra
Ceneme-