CUANDO SE ACABA LA
VIDA
No te adentres con
buen pie en la buena noche
Los ancianos
deberían delirar y quemarse al morir el día
Rabia, rabia por
la muerte de la luz en esta agonía
Aunque los sabios,
saben de la buena noche
No entran con
suavidad en la dulce oscuridad
Porque sus
palabras no aportan ninguna dignidad
Los hombres
buenos, la última ola que pasa, pidiendo resplandor
Sus frágiles
acciones puede que hayan bailado en verdosa bahía
Rabia, una rabia
sorda ruge, cuando se muere el día
Los salvajes que
adoraron y cantaron al sol en vuelo
Aprenden,
demasiado tarde, que lo sufren a su manera
No se adentran con
suavidad en una noche cualquiera
Los enterradores,
próximos a la muerte, que ven con vista ciega
Que ojos ciegos,
podrían alumbrar como meteoros y estar alegres
Sienten rabia,
cuando en la muerte de la luz te desintegres
Y Tú, Padre mío,
ahí en esa venturosa altura
No entres
suavemente en la buena noche
Maldíceme y bendíceme con lágrimas de ternura
Siente dolorosa
pena por el fin de nuestra vida